viernes, 11 de octubre de 2013

 
Los valencianos siguen prefiriendo al Partido Popular pese al auge de la izquierda separatista
 
 

Agustín Ferrer Ortiz.-
Ya ven ustedes, con todo lo que cae en la Comunitat Valenciana y que debería poner al Partido Popular a los pies de los caballos, las estadísticas no demuestran que la realidad es otra y que la sociedad valenciana prefiere creer en este partido antes que en el PSPV o en un posible tripartito con la izquierda radical valenciana.
 
De toso es sabido y a nadie se le escapa que la situación de la Generalitat Valenciana es la peor de la historia. El marco de crisis económica y política por falta de liderazgo está haciendo mella en la línea de flotación del presidente débil que no ha sabido coger el toro por los cuernos y enfrentarse a una realidad de crisis de valores políticos inmensa, que no pasaba simplemente por la expulsión de les Cores Valencianes de algunos miembros, expulsiones por demás que le vinieron al pelo para ir cerrando la etapa del “campismo” y crear el “fabrismo”, simplemente que está más sólo que un uno y no lo quiere ver.
 
No obstante el Partido Popular en la Comunidad Valenciana tiene aún mucho trabajo que hacer en estos dos próximos años antes de las elecciones autonómicas y poder mitigar el empuje de la izquierda que viene atacando en forma de tripartito ante la incompetencia de un PSPV capitaneado por Ximo Puig, un hombre que carece de un programa serio y cuyo partido tiene diferentes opiniones según quien hable y que se hace creer el sucesor y salvador, amén de un partido sin programa electoral y cuyo único lema es atacar al PP a costa de lo que sea y como sea. Lo que queda claro es que al PSPV sólo le quedaría pactar con Compromís para poder gobernar y el precio a pagar sería altísimo, tan alto que acabarán por romper la partida beneficiando así al partido Popular.
 
Indudablemente el bajón en las encuestas del Partido Popular debe llamarnos la atención respecto a la capacidad de Alberto Fabra, un líder que nos fue impuesto a los valencianos sin que la ciudadanía y los votantes mediáramos en la elección, porque Alberto Fabra está obligado a hacer un ejercicio de reflexión y analizar en profundidad si realmente está capacitado para enfrentarse a unas elecciones que en nada tienen que ver aquellas que le pueden otorgar el ayuntamiento de una localidad, como es Castellón, sino el de una comunidad, el de todo un pueblo que llega desde Castellón hasta Alicante. Y hay que recordar que Fabra nos fue impuesto a dedo sin que, como debería ser, mediaran unas nuevas elecciones donde el ciudadano decidiera, porque el actual President, y todo hay que decirlo, no es santo de devoción de la gran mayoría de votantes y así se refleja en los datos que marcan las últimas encuestas.
 
No obstante hay que hacer también otra lectura muy importante y es aquella en la que estas estadísticas reflejan un alejamiento de la sociedad con el PSPV de Ximo Puig y viene dado por las guerras internas de este partido, unas guerras que además le llevan a no tener un programa que ofrecer a los valencianos. Además un partido metido a juicios de los cuales, atacando siempre al enemigo, ha salido perdiendo. Pedir dinero a los ciudadanos para batallar en una guerra perdida, ha sido un socavón más en la nada creible imagen de un partido y un dirigente sin carisma ni futuro.
 
Los valencianos tenemos un camino difícil que recorrer en estos dos próximos años, ya que si por una de esas gobernara la izquierda nos veríamos abocados a un fracaso económico, social y político que nos haría retroceder a épocas ‘lermistas’ que nadie desea recordar, pero agravadas por el auge de Compromís, que haría imperar su tesis catalanistas fraudulentas, esas que hablan de País Valencià dentro de los Països Catalans.
 
Con todo ello, Alberto Fabra no lo tienen fácil, primero porque no es un personaje sobradamente admirado dentro y fuera del partido en la Comunitat Valenciana ya que fue impuesto con tal de mantener el poder en el Consell en vez de haber convocado unas elecciones como correspondería ya que somos los ciudadanos quienes debemos decidir quién debe gobernarnos y administrar nuestros caudales. Y segunda, porque le están faltando argumentos para exigir ante Madrid una financiación justa para esta tierra mientras el Ministro Montoro se lo está pasando por el pito del sereno y Rajoy ni le mira a la cara cuando se habla de dinero y si mal estuvo que los socialistas del PSPV callaran cuando gobernaba Zapatero, mal está que ahora Fabra no imponga más sus criterios y obligue a quien debe a cumplir con sus promesas políticas, de lo contrario, está más que claro, que el Partido Popular pasará una temporada larga en dique seco mientras la Comunitat Valenciana cae en manos de quienes r5ealmente no deben gobernarnos.

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