Opinión: ¿Quiénes
nos gobiernan?
Por: Agustín
Ferrer Ortiz.-
Decía Platón, “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”.
Decía Platón, “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”.
Sinceramente
estoy más que convencido de que lo dicho por Platón debemos sin ningún lugar a
dudas, aplicarlo con toda exactitud a la fauna política que pulula por toda la geografía
español, una fauna de la que muy raras piezas se salvan por su honestidad,
honradez o buen hacer en este campo.
La
Comunitat Valenciana cuanta con esa fauna tan impresentable de ser malos
políticos, ser los peores hombres y mujeres que nos gobiernan porque solo basta
con ver que no hay grupo político que no esté salpicado por algún caso de
corrupción. Vale, unos más que otros, pero eso no es sinónimo de nada, porque
de esta quema no se salva ni el “indultat” ahora que vienen Fallas, porque tan grave
es rascar mucho la bolsa, como llevarse unas monedas como Judas.
Y vengo
a hablar de todo ello, porque entramos en un periodo de elecciones. Sabemos que
este 2015 viene cargadito ya que en Mayo tenemos las autonómicas y municipales
y luego en noviembre las generales, por lo que vamos a tener un año muy movido
cuando veremos juicos y movidas judiciales de alto standing muy de muy alto
voltaje como será el caso Gürtel y los ERE’s de Andalucía entre otros muchos
más.
Sinceramente,
por ejemplo, yo no sé el Ayuntamiento de Valencia de dónde saca el dinero para
tener en estos momentos la ciudad toda patas arriba con obras, incluido el
antiguo cauce del rio Turia hoy convertido en jardín, está mangas por hombros,
más cuando solo les oímos decir que no hay dinero, que no se pueden acometer
obras y quieren además este año comenzar con el Parque Central y actualizar la
antigua Ciudad Sanitaria de La Fe porque van acerrar el Arnau de Vilanova
debido a que los terrenos son de un gran superficie. A mí me descolocan estos
muchachos del Partido Popular y me tienen, como dicen en América latina, muy
sacado de onda y ya no alcanzo a entenderlos.
Sé que
ahora vendrán con innumerables promesas a lo largo de la campaña electoral, con
inauguraciones de cosas ya inauguradas para hacerse la foto y la izquierda
soltando sapos contra los populares para calentar la campaña y entre mentiras y
falsas verdades, seremos los ciudadanos los que sigamos pagando los platos
rotos de la sinvergüencería de la corrupción del Partido Popular y del Partit
Socialiste del País Valencià.
Para
postre, muchos habían confiando en Albert Rivera, ese chico joven con ganas que
es la cabeza visible de Ciudadanos y había conseguido arraigarse buenamente en
la Comunidad Valenciana. Pero he ahí que la fastidió cuando resulta que no
reconoce el valenciano y las señas de identidad de esta tierra, lo cual echa
por tierra sus buenas intenciones para con los valencianos y deja ver el
plumero de que lo único que le interesa es el poder y alcanzar el máximo número
de escaños que pueda rascar para sentarse en el Congreso de los Diputados. Lo
que no imagina Rivera, es que esa cacicada política le restara una gran
cantidad de votos de los valencianos.
Mis
ánimos de cara a estas elecciones municipales y autonómicas están por debajo de
todo límite y aunque sí sé que votaré porque es mi obligación sin duda, todavía
no se quien será el agraciado en recibir mi papeleta o si esta será en blanco,
porque visto lo visto, con el panorama político actual y estando como están las
dos fuerzas mayoritarias, sólo nos queda o buscar otro partido o votar en
blanco por aquello de que tenemos la obligación y el deber de hacerlo.
Tengo todavía
varios meses para pensarlo, pero mucho han de cambiar las cosas y los partidos
políticos van a tener que poner en la picota a sus corruptos para realmente
sanear la política en la Comunidad Valenciana y en España. Tenemos que ver
expulsiones y retiradas de carnets pero de forma seria y contundente y no la de
esa línea roja que solo aparta a los corruptos de sus cargos pero se mantienen
dentro del partido con un futuro asegurado de una u otra forma.