Violencia de género, cadena perpetua
Agustín Ferrer Ortiz.-
Me declaro abiertamente defensor de la condena a cadena
perpetua porque la situación en España con los casos de violencia de género se
le ha escapado de las manos a nuestros políticos y ya no digamos a la justicia
que más parece una injusticia para con las víctimas.
Hace quince días llorábamos un crimen por esta violencia.
Ahora tenemos que lamentar que un demente (porque no tiene otro calificativo),
antes de acabar con su vida, haya asesinado a los miembros de su familia y yo
sinceramente me pregunto ¿Por qué no se ha tirado antes y deja vivir a sus
familiares un futuro de paz y amor lejos del odio de su juez y verdugo? Y así
podríamos estar relatando una infinidad de nombres (como hacemos en las
manifestaciones silenciosas) que solo sirven, lo digo con dolor y pesar, para
sentirnos más culpables, más indignos de pertenecer a una sociedad incapaz de
exigir a nuestros políticos unas medidas mucho más drásticas y duras para estos
elementos torturadores.
Ya dije que en un editorial anterior, que las fotos sirven de
poco. Que sirve de poco ver a parte de nuestra sociedad política alzando el grito
al cielo y poniendo cara de pena ante las cámaras, si posteriormente no hacen
lo que pueden y deben hacer para exigir desde sus pupitres y a una voz que sea
el Gobierno de la Nación el que ponga ya remedio y sin duda alguna sabemos y ya
estamos cansados de decirlo, que pasa por una nueva Ley contra la Violencia de
Género que sea la de la cadena perpetua que igualmente podemos extrapolar a
otras causas y delitos criminales con resultado de muerte.
No seríamos una vergüenza para nadie en Europa o resto del
mundo tener una Ley que castigue severamente a estos maltratadores, violadores,
pederastas, criminales y gentuza de baja alcurnia, cuando sabemos que un gran
número de países la contemplan en su Carta Magna e incluso alguno como en Estado
Unidos contemplan y valoran la pena de muerte, por lo tanto el Gobierno de
Rajoy tiene ahora en sus manos poner en marcha los mecanismos necesarios (en
vez de agachar la cabeza y musitar el sonido del silencio) para cambiar esta
situación que como digo está llegando a situaciones descontroladas.
Rajoy se encuentra ante una encrucijada que no está sabiendo
afrontar. Tampoco lo supieron hacer sus predecesores, pero en este caso, el
presidente de turno es el que debe coger el toro por los cuernos en vez de
lamentar y poner cara de circunstancia y promover en el Congreso de los
Diputados (a sabiendas de que la izquierda radical y estúpida clamará al cielo)
una reforma total de la Ley, porque es necesario, porque debe servir de lección
para frenar a quienes pretendan cometer crímenes contra sus semejantes por la
causa que sea, porque ninguna escusa una muerte. Sabemos que no será un cambio
radical, que debe servir, para en gran medida, reducir el número de muertes.
Yo voto, sin duda, por una condena de cadena perpetua.
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