viernes, 29 de enero de 2016


Desde mi corondel: Yo no pongo la mano en el fuego por nadie

Por Agustín Ferrer Ortiz
Con la detención de Alfonso Rus, sus hombres de confianza en la Diputación, así como otros miembros del PPCV y algún que otro empresario, el capítulo de la corrupción en la Comunidad Valenciana se ha tornado mucho más delicado de lo que ya estaba y hoy ya nadie ni en Valencia en la calle Quart ni en Madr5id en la calle Génova ponen la mano en el fuego por nadie como ya señalaba Celia Villalobos cuando le preguntaban sobre la posible imputación de Rita Barbera ex alcaldesa de la ciudad del Turia.

Yo mismo no me esperaba una cacería de brujas de este índole provocado por el Caso Imelsa del que sabíamos muchas cosas pero no su magnitud y el gran número de imputados y que esta empresa que correspondía a la Diputación de Valencia hubiera llegado a tantos rincones desde Diputación, Ayuntamiento, Generalitat Valenciana y el mundo empresarial y después de visto lo visto, yo tampoco pongo la mano en el fuego por nadie más cuando el caso no está cerrado y aún no sabemos quién de estos imputados pasará definitivamente a disposición judicial y directamente al hotel que el Estado tienen en Picassent y donde ya se encuentra Rafael Blasco íntimo de Alfonso Rus.

España se ha convertido  en el ejemplo de lo que no debe pasar en ningún país y nos ponemos a la altura de algunos países hispanoamericanos como puede ser el caso de Venezuela o como viene sucediendo que nos hemos puesto por delante de países en Europa como Italia o Grecia que se llevaban la palma. Una verdadera vergüenza que PP y PSOE ocupen los primeros puestos del escalafón con más de 700 casos de corrupción superando el PSOE al Partido Popular.

Yo aún espero que Alfonso Rus tire de la manta como dijo cuando Benavent dio a conocer las cintas con las conversaciones telefónicas donde se supone que Rus contaba dinero y cuya denuncia fue puesta por Esquerra Unida y que diga todo lo que decía saber y que según el propio no hacía por consejo de su abogado, pero después de tantos meses y que ahora haya sido detenido e imputado en la causa, me da que pensar y suponer si será cierto que tiene tantas cosas que decir.

De momento el juez ha estimado oportuno dejar en libertad con cargos a todos los imputados y ha rechazado la medida de la fiscalía que ya solicitaba prisión para todos ellos, especialmente para Rus, Medina, Caturla y Llopis. Lo que ahora necesitamos es que los siguientes pasos se desarrollen lo más pronto posible y no se demore la causa, algo típico en este país de pandereta y chorizos y que si realmente son culpables, que devuelvan cada uno de ellos lo robado incluido el propio PPCV si ha recibido dinero para su financiación y si alguien debe acompañar a Rafael Blasco en el hotel de Picassent, pues que lo lleven el tiempo que sea necesario para purgar sus culpas.

La Comunidad Valenciana no puede seguir por más tiempo manchada con la lacra de la corrupción porque esta tierra no lo merece. Pero ojo, no los merece de ningún partido, porque todos tienen sus putas que confesar como dice la famosa frase. Todos pecan de corrupción, favoritismos, amiguismos y demás triquiñuelas que ensucian el digno nombre de una tierra, de sus ciudadanos a los que insultan con sus fechorías y trampas barriobajeras y eso nosotros, los hombres y mujeres de bien, los ciudadanos, no nos lo merecemos, por eso mismo yo, no pongo la mano en el fuego por nadie.


sábado, 23 de enero de 2016

Cavilaciones de Lagartija

Cavilaciones de Lagartija (Autor)
sábado, 23 de enero de 2016

Mi artículo más impopular

La munición de un partido político son los votos de sus seguidores, y esos votos son su fortaleza. El mundo de la política es una guerra en la que se libran batallas, en ocasiones irrelevantes, en ocasiones cruentas.

En los últimos tiempos ha aparecido en España un enemigo feroz, sanguinario, que supone una amenaza para nuestro futuro de tal alcance, que si sus embistes triunfan nunca volveremos a ser lo que fuimos, lo que somos, y quizás ni siquiera vivamos para contarlo. La gran batalla para lograr la aniquilación del monstruo se libró el pasado 20 de diciembre y quien debía librarla y partirse el cobre con el feroz, era el propio presidente del gobierno. No otro estaba llamado al desafío, ya que probablemente los otros se mantendrían únicamente expectantes tal vez incluso colaboradores o cómplices con el enemigo. El drama es que mandamos a nuestro general a la batalla sin las armas precisas. Es más, le retiramos casi todo el armamento, sus votos, y le exigimos que nos trajera la cabeza del monstruo, enhiesta en el pico de su lanza.

Y no podía ser, y como no podía ser, no fue. Como todas las misiones imposibles. Nuestro general tenía en su arsenal diez millones de bombas para destruir al infausto, y con ese arsenal lo hubiera logrado. Sin duda. Pero el día D, a la hora de salir hacia el campo de batalla, se encontró con una diezma en su arsenal. Tres millones de votos habían huido; se fueron despacio, a hurtadillas. No fue un robo ni un hurto, sino una huida fruto de un arrebato emocional, unos, fruto de la decepción y el desengaño, otros. Y se fueron en el peor momento, y dejaron al general batirse en solitario con un enemigo demasiado feroz, experto en el juego sucio, y pasó lo que tenía que pasar. No se logró la derrota final de un monstruo, que aunque no venció en la batalla, quizás lo haga al final socorrido por otros monstruos más pequeños, ávidos, como él, de devorar a los cuarenta millones de habitantes de aquel país de incautos.

A los votantes que retiraron su voto al PP por no haber derogado la ley del aborto, les diré que probablemente tengamos ahora aborto libre en España.
A los votantes que retiraron su voto al PP por las excarcelaciones de etarras, por Bolinaga, por otros... les diré que ahora podemos tener a etarras gobernando nuestro país.
A los votantes que retiraron su voto al PP por no haber sido más duro con una Cataluña insumisa y separatista, les diré que quizás ahora Cataluña esté más cerca que nunca de su independencia, y tras ella el País Vasco, Galicia...
A los votantes que abandonaron a un líder que debió asumir medidas impopulares y cayeron en brazos de otro líder más joven, más guapo y más simpático, les diré que me hubiera gustado ver a ese adonis lidiando con la peor crisis que se recuerda por estos lares.

No era el momento de abandonar, no era el momento de castigos ni ajustes de cuentas. No. Era el momento de estar unidos porque sólo así un pueblo es capaz de enfrentarse a las amenazas y al infortunio. Nos resquebrajamos en el peor momento y nuestra debilidad fue rápidamente aprovechada. A algunos compatriotas les llamaría cobardes, a otros traidores, a otros colaboracionistas, a los más, ingenuos, pero el caso es que no hemos estado a la altura. Esperaba más de un pueblo con un pasado heroico, pero veo que hay páginas de la historia que han quedado definitivamente cerradas.

A esos más de tres millones de votantes que abandonaron al general en el momento en que nuestro país era amenazado por todos sus flancos, decirles... bah, para qué decir nada. La suerte ya está echada, llamadme alarmista, pero que Dios se apiade de nosotros.


He escrito con dolor el que probablemente sea mi artículo mas impopular, el que me haga perder amigos y seguidores, pero debo ser honesta conmigo misma y un escritor no es dueño de sus reflexiones ni sus emociones. Las palabras en ocasiones se escriben solas, salen a borbotones, como estas que acaban de leer.

viernes, 8 de enero de 2016


Desde mi corondel: Ribó retira los bancos de las aceras

Por Agustín Ferrer Ortiz
Hasta hace unas semanas, muchas calles valencianas contaban con bancos donde poder descansar cuando estabas de paseos o esperando a cualquiera a la salida de un comercio o simplemente para lo que te viniera en gana que para eso son de los ciudadanos pues se pagan con nuestros impuestos. Pues bien, resulta que el ínclito alcalde de Valencia, Joan Ribó (que no es valenciano sino natural de Tarragona), ha decidido que estos sobran y por ende ha determinado quitarlos de la vía pública y para ello alega que se quiere evitar que los mendigos duerman en los mismos.

Ciertamente nuestro alcalde Joan Ribó se está luciendo de gloria con sus decisiones. Enumero por ejemplo que 1 de cada 4 policías locales no patrulla, que los servicios de limpieza brillan por su ausencia y nuestras calles parecen estercoleros entre basuras, orines y defecaciones caninas y algunas no tan caninas y para rematar retira los bancos y ¿Qué pretende con ello? Tal vez que no se vean mendigos en nuestras calles lo cual es absurdo porque se irán a los jardines del antiguo lecho del rio Turia que casualmente casi no patrulla la Policía Local desde inicio de la legislatura Ribonista-comunista-anárquica.

Una ciudad como Valencia, la tercera capital de España, que históricamente ha sido espejo de Europa, está sufriendo el saqueo político de la nulidad, el desprecio al ciudadano, el desprecio absoluto a las señas de identidad, a las religiosas y sociales que no comulgan con su ideología patética de hace más de setenta años es lo que preocupa realmente a este señor cuyo nombre aborrezco nombrar. Tal y como están funcionando estos chicos amparados por el PSPV y Podemos y con las políticas que vienen haciendo, harán bueno el gobierno municipal de Rita Barbera a la que tanto criticaban y estos hoy vienen haciéndolo muchísimo peor e incluso ya cayendo en la corrupción y el amiguismo entre colegas y familiares para repartirse el pastel entre ellos solos.

No se puede gobernar políticamente para satisfacer  a una minoría sino que se es alcalde para toda una ciudad, para una ciudadanía, no pensando en que su tiempo de futuro es corto porque estamos seguro que no acaba los cuatro años, sino mirando hacia el futuro de los valencianos, gestionando sus intereses para que la ciudad sea digna ante los ojos de nuestros visitantes quienes comentan en que precaria situación de suciedad estamos porque el señor Ribó es un hombre dejado y más preocupado de su catalanismo y del futuro de su pareja para tener el saco lleno una vez se retiren y vivir felices burlándose de los valencianos a los que han perjudicado gravemente a lo largo de su mandato.

En fin, es una pena que hasta los pobres indigentes no puedan satisfacer sus necesidades de descanso por una decisión kafcana con tintes dudosos hacía donde se quiere conducir la situación y negar a los paseantes la posibilidad de rendir descanso a sus cuerpos mientras pasean por las calles o esperan por cualquier circunstancia.

Joan Ribó puede seguir con esa tónica. Mucho mejor para Valencia, porque será el alcalde como aquel burro Victoria, que pasó sin pena ni gloria y sepa, que cuatro años pasan rápido y la ciudadanía se lo recordará y le pondrá en su lugar, donde estaba antes. Así de sencillo.