domingo, 6 de septiembre de 2015


Vigilantes de la playa: horario de oficinistas

Por Agustín Ferrer Ortiz
He pasado el mes de agosto en la ciudad de Cullera a la que me unen las raíces de mi padre y mis recuerdos, algunos de ellos, vividos en esta hermosa localidad de la costa valenciana donde el turismo es su principal fuente de ingresos desde que el boom del turismo llegara a inundar las playas españolas y en esta localidad de La Safor, se cuentan por miles los que nos visitan desde Madrid, Francia, Alemania y otras capitales españolas así como de poblaciones limítrofes de nuestra provincia.

Cierto es que nuestras playas que obtienen banderas azules que certifican su calidad, son muy bien cuidadas y hasta en la actualidad mucho más protegidas que hace poco años donde ver un policía era algo sorprendente formando actualmente, parte de ese paisaje playero y cierto es que a los ciudadanos nos ha agradado muchísimo verlos recorrer en diversos momentos todo el litoral cullerense.

Lo que ya no me queda tan claro es la situación de los socorristas o vigilantes de la playa si bien entiendo que su función es claramente la de observar y salvar vidas, aunque este año en Cullera han llegado tarde a salvar algunas de esta por falta de medios o incluso tal vez por falta de una preparación más óptima que alcance para salvar una vida de forma rápida y contundente. Pero independientemente de esto comentado, ya que no quiero entrar en el dolor que han supuesto esas muertes o en la falta de profesionalidad o falta de celo de estos jóvenes, el motivo que me trae a escribir este artículo es el horario que estos chicos tienen y por tanto el poco tiempo que están en las playas cuando el público está desde bien temprano hasta bien entrado el atardecer ya que llegan a las 10’00 horas hasta las 19’00 horas de la tarde cuando todavía hay gente tomando el baño y cuando las mareas comienzan a cambiar y el mar sube en intensidad su oleaje.

Yo entiendo que el servicio de socorristas de una playa debería ser algo más largo, es decir, desde las 08’00 de la mañana hasta las 20’00 horas de la tarde en dos turnos de 6 horas cada uno para que estas  tuvieran mejores servicios y una seguridad mayor y dotar a los mismos de mayor profesionalidad y medios para actuar en consecuencia según las necesidades ¿O los ayuntamientos tienen preferencias en otros intereses que no sean la de preservar la seguridad de sus turistas bajo la sospecha de la ya manida excusa de los recortes?,  porque es algo que no se sostiene se mire por donde se mire. Sabemos que las playas no pueden cerrarse como las piscinas públicas o como las de comunidades de vecinos que por ley están obligadas a tener un socorristas así como un horario y tras ello se cierran las puertas para que los vecinos no puedan entrar y sufrir algún accidente no deseado, si bien este puede ocurrir en cualquier momento del día pero si está el elemento de seguridad siempre será más fácil acudir al socorro. Por ello se hace preciso buscar medidas que doten nuestros lugares de esparcimiento de mejores servicios de seguridad.

Vaya por delante mi respeto a todos esos jóvenes que durante las épocas estivales se encuentran trabajando como socorristas, pues si bien digo que carecen de la suficiente preparación y de medios, no es en absoluto culpa de ellos sino de los ayuntamientos que contratan estos jóvenes siendo obligación del concejal competente y del alcalde de las localidades ocuparse de este menester y no estar solo para la foto en la colocación de las banderas azules y para decir que bonita es nuestra playa. El turista local, regional, nacional o extranjero son los que se merecen, ya no solo un respeto, sino que se les ofrezca seguridad para disfrutar del  merecido asueto y regresar en años venideros porque son los primeros que se lo merecen puesto que los turistas son los que en poblaciones veraniegas permiten que se mantengan puestos de trabajo y se generen ingresos que benefician a la localidad. Desconozco cuál es la situación de otras zonas turísticas de España, pero si están al nivel que esta población de Cullera, el bañista tiene muy pocas posibilidades ante un accidente serio.

En definitiva, Cullera, su ayuntamiento, deberá mirar más por intereses que favorezcan más a los ciudadanos y a su turismo que a intereses meramente políticos porque si bien el anterior alcalde popular tenía una gran parte de esta culpa, el actual no se queda atrás cuando lo primero que ha hecho ha sido suprimir paquetes en la oferta turística alegando recortes.

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