lunes, 21 de septiembre de 2015


Desde mi corondel: “El toro de La Vega”, la atrocidad y la barbarie en la muerte del animal

Por Agustín Ferrer Ortiz
En los últimos tiempos hablamos mucho de las fiestas taurinas tradicionales y festivas con la que cuenta España en todos sus municipios y la guerra abierta entre detractores y defensores de las tradiciones culturales festivas para unos y barbarie para otros. Yo no voy a entrar en esa polémica aunque si diré que soy un enamorado de las corridas taurinas y de las fiestas populares en las que la gente corre con astados de todo pesaje y volumen por las calles de los pueblos y exijo a la sociedad anti taurina la misma educación que yo tengo para con ellos, es decir el respeto mutuo hacia nuestras ideas sean cuales sean porque cuando eso no sucede, se acaba el entendimiento y se pierden los modales y las razones.



Un torero se enfrenta cara a cara con el astado y si bien es el animal quien muere, el torero puede ser alcanzado por los cuernos afilados y puntiagudos que se clavan en las carnes como una aguja médica causando como conocemos de muchísimos casos, la muerte del torero que acaba su faena vencido por la mole cuadrúpeda y con los pies por delante camino del cementerio, mientras que el animal muere, no sin una cierta tortura por picadores y banderilleros y hasta en algún caso, recientemente en junio vivimos este episodio, ver la vida del bicho salvada por la autoridad competente y devuelto a los establos para que sirva de macho entre las fieras astadas dispuesta para procrear y tener nuevos toros bravos. Y en las tradiciones populares de correr las calles vecinales so plazas instaladas al efecto, no he visto en mi larga vida, ningún animal morir mientras si he visto morir jóvenes que han sufrido la furia de una brutal coz que le ha destrozado el pecho o la cabeza o bien lo ha dejado en sillas de ruedas de por vida, pero en ningún caso veo el sufrimiento del animal en estos festejos.

Pero como digo, lo que me trae a escribir este artículo es la tan traída fiesta de “El toro de La Vega” en Castilla-León y por supuestos las voces que se han alzado a favor y en contra. Yo sinceramente y lo digo de corazón en este caso, soy totalmente opuesto a esta barbarie donde se da caza a un animal de la forma más primitiva posible como es con lanceros dispuesto a marcar su diana en la piel del morlaco que por muchos seiscientos kilos que pueda pesar, se encuentra indefenso ante la vorágine de cazadores que participan y la forma indefensa en la que muere el animal. A mi esta muerte me causa estupor, me indigna, me atormenta e imploro porque esta tradición tome otro cáliz.

Así que me defino claramente contrario a que la fiesta de La Vega continúe, a que eso que llaman cultura se mantenga porque no es más que un crimen cometido con ensañamiento, premeditación y alevosía y resulta a más incomprensible que el alcalde de esta localidad, por más socialista y por ende contrarios a las fiestas taurinas, haya defendido la continuidad de este festejo. Sinceramente me quedo incrédulo ante tal estupidez política que año tras años enfrenta, con una total falta de respeto a defensores y contrarios y con lo que hay que acabar.

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