Desde mi opinión: “Valencia la mar de
sucia”
Por Agustín Ferrer Ortiz.-
Ya es una constante desde que Joan Ribó llegara a ocupar junto con su
séquito de Compromís, el Cap i Casal de nuestra ciudad, que los ciudadanos
eleven sus protestas a través de todos los medios posibles, especialmente las
redes sociales y quejarse a diario de lo sucia que se encuentra lo que siempre
había sido la “ciudad de la luz y del color”. Y quiero recordar aquella ocasión
en que fuimos galardonador con la escoba de oro por ser una de las ciudades más
limpias, solo que hoy en día nos darían el recogedor de plástico dorado para
recoger toda la basura que hay por nuestras calles gracias a la dejadez
municipal.
Y es que cuando caminas por cualquier calle, no dejas de tropezar con
innumerables excrementos gatunos y caninos y creo que incluso de algún ínclito
con principios bastantes ausentes en cuanto a conducta social se refiere, entre
muchas cosas más puesto que hay una plaga humana compuesta por diversas
nacionalidades especialmente rumanos, pakistanís y gitanos que se dedican a
vaciar los contenedores en busca de elementos que puedan posteriormente vender
en casas de empeño tan de moda ahora en España tras los programas americanos
televisados. Y ni que decir tiene cuando te vas alejando hacia la periferia es
cada vez peor, calles infestadas de basura, orines y defecaciones, contenedores
con la basura y utensilios inservibles por derredor del contenedor totalmente
esparcidos por doquier, y cómo no, los olores insoportables que hacen que
algunas calles o callejuelas sean intransitables.
Es una lástima que aquellos que querían cambiar Valencia,
efectivamente lo estén haciendo pero para mal, porque el señor Ribó y su equipo
no son precisamente el ejemplo de buena gestión y aún no llevan un año, así
como el caos en movilidad por parte del concejal Giusseppe Grazzi, lo que
realmente convierte esta ciudad en un verdadero desastre urbano, con cambios
incomprensible que en vez de ayudar a mejorar la vida del ciudadano, la está
día a día complicando por la incompetencia de quienes no saben gestionar su
trabajo o por mor de unos asesores aún más incompetentes y los valencianos no
merecemos un gobierno municipal que piensa más en su finalidad catalanista, en
sus políticas basadas en el odio, que en lo que realmente debe hacer un
político, ser decente con el ciudadano y trabajar para él, porque la higiene
política debe estar por encima de todo, pero esa carencia es muy frecuente en
ciertos sectores políticos valencianos. Yo entiendo que alguien que viene de
Italia, acostumbrado al caos circulatorio de Roma u otras urbes de aquel
hermoso país, entienda que aquí pasa lo mismo o se puede aplicar el mismo
sistema caótico pero no señor, esto no es una república bananera donde impera
el desmadre y el descontrol, sino la inteligencia y la educación señor mío, así
como el respeto a los conciudadanos y es algo que debería saber cómo se supone
que es un buen europeo.
Es una vergüenza que el turismo se lleve una impresión pobre de una
Valencia indecente. Tan solo el centro de la ciudad y no mucho queda salvado de
esa mala imagen que estamos ofreciendo, pero les aseguro que si visitan alguna
zona, como la que yo resido, que hay varios hoteles y queda alejada del casco
urbano, podrán observar la suciedad existente y son hoteles de cuatro
estrellas, son zonas donde hay varios colegios y francamente es una indecencia
tener un alcalde que se comporta como
alguien a quien no le importa más que su sillón, el sobre opulento a
final d emes y colocar a sus amistades e incluso concejales que dudo hasta
tengan la calidad suficiente para ocupar los cargos que ostentan.
Definitivamente, el abandono de la ciudad por parte de Joan Ribó y su
equipo, es comparable al de Madrid y resto de ciudades gobernadas por radicales
que miran más sus propios intereses que el beneficio para los ciudadanos porque
saben perfectamente que su tiempo está calculado en una legislación, incluso en
menos tiempo porque estoy convencido de que no soportarán la presión de cuatro
años mal gestionando sus ciudades y en el caso de Valencia, la presión es
tremenda más cuando el odio entre político y ciudadanos viene siendo mutuo.
No queda más que exigir a Ribó que deje sus pamplinas y mediocridades
políticas de baja estopa y se dedique realmente a lo que tiene que hacer que es
gobernar la ciudad para la ciudad y los ciudadanos, buscando lo mejor para
estos y no mirando su ego ya de por sí extremadamente exagerado y salir de su
burbuja y cumplir las promesas que durante su larga etapa en la oposición hacía
y que debe cumplir en un tiempo mínimo, porque dentro de tres años, o le
veremos regresar a Tarragona (su casa) o sentarse nuevamente en el banco de
oposición y es que aún le queda algo de vergüenza torera.
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