Desde mi corondel: PPCV ¿Renovar o
morir?
Por Agustín Ferrer Ortiz
Renueva que algo queda ¿Pero qué clase de renovación pretende hacer el
Partido Popular en la Comunidad Valenciana? Eso es en lo primero que debemos
fijarnos después de lo acontecido en estos últimos meses con tantos corruptos y
tantas causas abiertas y no veo, sinceramente mucha savia nueva en la primera
línea del frente que pretende cambiar el partido. Para empezar Alberto Fabra
que entre comillas ha dimitido pero no se va hasta enero, es el que impedirá
esta renovación sin dejar unas secuelas incurables. Y sinceramente no veo a María José Catalá como
la nueva imagen de este partido más teniendo en cuenta que su paso por la
Conselleria de Educación ha dejado muy mal sabor de boca en los padres y
docentes de todos los colores.
Para seguir con esa demostración de cambios la dirección regional
quiere vaciar la futura Diputación de Valencia de cargos identificados con
Alfonso Rus, así que el desfile de desterrados será de órdago y pienso que de
la primera fila de la Diputación no quedará ni el caniche del güardian de turno.
Pero esa limpieza debe ser en todos los órganos del partido en toda la
Comunidad Valenciana. La ciudadanía quiere hechos y no buenas intenciones,
quiere solucione y no cantos de sirenas como pretenden colocarnos porque que la
jugada de Fabra es aprovechar estos meses antes de irse para colocar a sus
seguidores más incondicionales y con eso tapar muchas bocas. ¿Pero a quien
quiere engañar? Lo que está claro es que a los votantes de este partido no lo
va a conseguir y a los despistados, los va a espabilar con sus juegos de
arlequines más propios del siglo XV que del XXI.
Algo importante es que el Partido Popular para regenerarse tiene que
convocar a sus afiliados para que estos decidan quien les debe representar
mediante listas abiertas en las diferentes circunscripciones y no mediante el
sistema “dedil” al que tan aferrado está Madrid y los diferentes presidentes
autonómicos, regionales y locales. Eso debe acabar y debe ser ya. Pero esa
limpieza debe comenzar en Madrid en la calle Génova y después (en el caso de la
Comunitat Valenciana) en la calle Quart. España no puede seguir alimentándose
de viejas glorias con ideas obsoletas, anticuadas y/o que ya no dan resultados
positivos y ejemplos ya hemos tenido muchos dentro del Partido Popular.
Lo malo es que la corrupción con el PP en la Comunitat ha estado
institucionalizada desde hace muchísimo tiempo (así se viene demostrando por
pate de la Policía Nacional con las detenciones que realizada) y ningún
presidente hizo nada a excepción de Alberto Fabra que lo ha hecho para tapar
sus pocas luces políticas y lo mal que llevaba el timón porque ha querido
desviar la atención hacia otros focos que le ha salido rana el tema. Y Serafín
Castellano, el gran Torquemada del Partido Popular, el enemigo declarado de
Alfonso Rus y de muchos más dentro de las ejecutivas y que ha jugado siempre
sus bazas con todos los presidentes ha caído en sus propias triquiñuelas.
Claramente los ciudadanos hablamos el pasado domingo día 24 cuando
dijimos en las urnas, basta ya de tanta corrupción y eso, le ha costado el
poder al Partido Popular y no es que quieran realmente un cambio porque la
Comunidad Valenciana en su mayoría es popular, pero si han dado un toque de
atención severo para que se tomen medidas, lo que pasa que el pueblo valenciano
también se ha equivocado al dar el poder
ala izquierda radical separatista y catalanista que va a pretender en
los próximos cuatros años (si es que acaban la legislatura) hacernos pasar por
el aro con sus pretensiones anexionistas, cuando habían otras fuerzas en el
cartel con mejores intenciones para esta tierra y más próximas a los ideales
populares.
Es evidente que este partido no puede desaparecer porque tiene un
elevado número de votantes a nivel nacional y porque el bipartidismo volverá,
solo que este debe regenerarse al modelo americano y sufrir una reestructura en
todas sus bases, tanto en el PP como en el PSOE y saber aglutinar todos ellos a
las fuerzas minoritarias para crear buenos equipo de trabajo en beneficio de
los ciudadanos y no de bolsillos ajenos como vienen sucediendo y que incluso la
justicia sea libre para actuar contra quienes delinquen con la corrupción de
forma severa como si se tratara de ciudadanos normales porque de lo contrario
de qué nos sirve la Justicia.
La justicia debe ser ciega y no manipulada por intereses políticos
como viene sucediendo. Las altas jerarquías de la Justicia debes apolíticas,
ajenas a cualquier ideología política. Es necesario mejorar todas las
estructuras del Estado y de las Comunidades Autónomas creando controles
jurídicos y un cuerpo policial con libertad de actuación a la hora de
investigar todas estas estructuras y evitar con ello su manipulación política
como se pretende con los casos de corrupción.
En definitiva, debemos esperar que quienes venga a marcar las nuevas
directrices del Partido Popular en la Comunidad Valenciana, aquellos que deben
gobernarnos en un futuro, lleguen con una lección aprendida y aquella que
indica que quien cae en la corrupción no sólo se pone en peligro a sí mismo,
sino que además pone en peligro a su partido y provoca un insulto contra
quienes han estado confiando en su gestión como ha venido sucediendo hasta
ahora.
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