Desde mi corondel: La Valencia
faraónica del S. XXI
Agustín Ferrer Ortiz
La historia de los
políticos actuales y parece que de forma especial en Valencia, es la de querer
pasar a la historia no por sus buenas acciones y gestiones políticas, que ya se
ven inexistentes ante su corta capacidad para ello, sino por sus obras magnas al
más puro estilo faraónico.
La prueba la tenemos a
lo largo de la historia más reciente de Valencia. Por ejemplo, Joan Lerma se
empeñó a como diera lugar a construir el Palau de la Música, después llegó el
PP de Zaplana y comenzamos con la Ciudad de las Ciencias y las Artes (obras
algunas de ellas aún inacabadas o incompletas en su entorno) y ahora llegan los
de Compromís con su rodillo y por las bravas nos colocan en la capital un
anillo ciclista que ríete tú de cualquier otro que hayas visto, por cierto, yo
que he viajado bastante, no he visto ninguno así en ninguna capital europea, a
no ser que los hayan hecho ahora, pero lo que si se, es que esta magna obra que
se realiza sin estudios previos, sin consultas a nadie de las partes más
interesadas, sino porque lo ordeno y mando del “César” Giuseppe Grezzi,
concejal de movilidad del Ayuntamiento de la capital del Turia, nos va a costar
algo bastante más del millón de euros para una población ciclista que no supera
el millar.
Valencia actualmente
se ha convertido en una ciudad caótica, ya lo era, pero en estos momentos se ha
dado solución innecesaria a algo trivial y sin urgencia mientras las carencias
para hacer una Valencia más fluida y rápida, con más estacionamientos, en vez
de quitar, sigue pendiente hasta que algún alcalde inteligente demuestre
cordura y no se deje llevar por la sinrazón de la pedantería, el rencor y la
soberbia como es el caso de Joan Ribó que lleva ya dos años mirando su ombligo
y sus razones políticas ante que mirar por las necesidades y el bienestar de
unos ciudadanos a los cuales se supone representa él y su equipo de
incompetentes concejales apoyados por otros cortos de miras políticas.
Valencia no es una
ciudad con una urgente necesidad ciclista si bien está que se use ese medio
para reducir ruidos y la contaminación como se hace por toda Europa, pero hay
que hacerlo de forma equilibrada, por ejemplo Alemania y Holanda
principalmente, que además respetan al ciento por ciento al resto de
conductores o viandantes, no como sucede en Valencia donde además se les ha
dado una prioridad que convierte al ciclista en un arma peligrosa ya que pueden
circular por donde quieran y como quieran y así lo estamos comprobando en el
día a día que pese a tener carril bici siguen rodando son educación alguna por
las aceras de la ciudad, lo que no deja de ser un verdadero peligro para la
gente mayor y los niños a quienes se les está usurpando su espacio mientras la
Policía Local se encuentra atada de manos por la incompetencia del edil
enfrentado ahora a la responsable de Policía Local y primera teniente alcalde
Sandra Gómez que es a la razón la única que está demostrando algo de cordura en
todo este desaguisado que ha dejado Valencia a los pies de los caballos por una
obra faraónica, pues es incomprensible que las vías rápidas de la ciudad se
conviertan en embudos caóticos como es los alrededores de las Torres de
Serranos o la calle Colón en horas punta y como respuesta por parte del
ayuntamiento los ciudadanos obtienen insultos y/o desprecios así como
desplantes porque es la única arma argumental del alcalde y del edil de esta
competencia.
Nunca he sido
partidario de obras de este calibre si antes no se solucionan las primeras
necesidades de una ciudad y de unos ciudadanos que son primordiales lo que
conlleva a grandes gastos que nos vemos obligados a amortizar con subidas de
impuestos que merman la calidad de vida de la personas y deja a la ciudad con
una imagen irreal de lo que realmente es o de lo que realmente está sucediendo
porque ¿alguien considera que era tan necesario la magna obra de la Ciudad de
las Ciencias, tener en Valencia un Palacio de Congresos y un Palau de la música
que tienen que competir como rivales para tener trabajo y público y que hemos
pagado los ciudadanos? Hubiera sido más lógico fomentar teatros con reformas
apropiadas para aumentar la capacidad de público y la seguridad de los
recintos. En fin, esto es hablar por hablar porque sabemos cuál es la respuesta
de unos políticos que se creen dioses o faraones pero que lucen más por su
incompetencia y dejadez que por su calidad profesional y su falta de respeto
hacia los ciudadanos valencianos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario