
Por otra parte, Falange Española es un partido legal con plenos derechos al que solamente los que poseen la mentalidad totalitaria de los comunistas le niegan toda capacidad para acudir a los tribunales. Ya sabemos que los miembros de FE, por el simple hecho de pertenecer a esa formación política, deberían ser procesados y condenados a largos años de prisión. Como también sabemos que si algo así estuviera en manos de Bardem, o gente de su misma calaña, no dudaría ni un segundo en intentarlo. Al respecto me gustaría decirle, a modo de comparación, que el Partido Comunista, de no disfrazarse en todas las elecciones, no iría mucho más allá en el aprecio de los demócratas que los 398 grupúsculos que se amparan en las siglas de Falange o similares. Ya no hablemos si aquí contase el historial criminal de los partidos, en cuyo caso deberíamos sopesar muy seriamente lo que hicieron en Alemania con los comunistas: ilegalizarlos. De donde se deduce que la sartén no debe pedirle nunca al cazo que se retire para no tiznarla, ya que entre totalitarios anda el juego. Eso sí, algunos juegan desde la tribuna de la hipocresía, como sucede con los rojos millonarios a lo Bardem.
Nuestro hombre concluyó su verborrea sectaria con esta sentencia digna de una inscripción lapidaria (en granito rojo, naturalmente): ‘Las dos Españas existen, lo vemos todos los días’. ¿Existen, o andas loco por que existan para que os salgan las cuentas de la radicalidad? Pues mira, querido, es posible que no te falte razón, si bien no se trata de las dos Españas a que tú te refieres. En realidad existe la España de los trabajadores, cuando aún disponen de algún trabajo (lo que ocurre cada día en menor proporción gracias a tus ídolos rojos), y existe la España de los subvencionados y cejateros, que son los que no han trabajado en su vida y se dedican a todas horas a buscar falsos iconos, como por ejemplo el de Garzón (presunto prevaricador al cubo, además de chorizo), destinados a ser sacados a hombros en las manifestaciones orgiásticas que os caracterizan en las vísperas electorales y que practicáis a modo de agitación y propaganda en sustitución de un programa electoral que jamás pensáis cumplir. ¿Te ha quedado claro, farsante?